Hoy, a días de arrancar agosto,
con vistas a terminar el 2020, me dije que era muy interesante tirar el I CHING
para ver como venían las energías para este mes en particular, dentro de tanto desconcierto
social. Un año al que ya no muchos le tienen esperanzas en que las cosas
cambien, es bueno ver otras opciones y la claridad del oráculo, ya viejo amigo,
me supera y me sorprende cada vez más: El trabajo él lo echado a perder, sin
dudas tiempo de reconstrucción, sin concesiones, queda mucho por transitar a
partir de agosto, aunque nos resignemos a decir que el año esta perdido. Es momento
de poner las barbas en remojo, como se decía, y hacer, no quedarnos sentados
esperando que las cosas se solucionen solas y porque si, movilizarnos es
fundamental para poder hacer de este año que no termino aun, un año que valga
la pena y que no sea tiempo perdido, como se viene creyendo hasta el momento,
podemos reconstruirlo. Desde el horóscopo chino la combinación rata – mono ayuda,
ayuda mucho, podremos reconstruir mucho más de lo que pensamos e incluso
planificamos, con advertencias, pero mucho vamos a poder hacer, aunque lo
veamos imposible. ¿Qué tenemos pendiente todavía? ¿Que está colgado? ¿Por qué no
lo hicimos aun? ¿Qué de eso podemos hacer o retomar? Responder en la acción, es
esa la clave. El I CHING dice que “representa una escudilla en cuyo contenido
prosperan gusanos”, esos gusanos (que bien podemos ser nosotros en la
inmensidad del universo), por más asco que nos den son vida (somos vida) y
ellos generan la vida desde lo que el otro desecha, muchas veces también de lo
que nosotros mismos desechamos. Reciclar. Reciclarnos. Reinventarnos. Agosto
nos dará esa oportunidad que no siempre nos aparece en el camino, aunque también
es buscar valores en lo más simple, cosa que no es fácil si no estamos entrenados.
Tenemos que volver a empezar y esto tiene que ser un punto de poder, no de
agobio, tenemos el poder de hacerlo bien y como queremos de una vez por todas. Hay
que reconocer que no tenemos escapatoria este agosto, el I CHING es claro: “Lo
que se ha echado a perder por culpa humana, puede también subsanarse mediante
el trabajo humano”. Esto me da esperanzas, nos da esperanzas a nivel social también.
Estamos en plena pandemia, generada por los humanos, los humanos son los que
van a terminar con esta pandemia: aparece la cura, o al menos en agosto se
define bien que va a pasar con eso sin muchas vueltas más. Reparamos lo echado
a perder, el resto es responsabilidad personal para que La Necedad Juvenil no
se haga presente, no seamos inmaduros, sigámonos cuidando, no nos cuesta nada y
ganamos en fuerza, energía y salud, no escuchar a los necios es otro buen
mensaje que nos puede ayudar para no perdernos entre tanta información que anda
dando vueltas y que acostumbramos a repetir como loros, sin cuestionarnos nada.
Trabajar en lo echado a perder es también cuestionar si ese es el camino
correcto nuestro camino correcto, porque si no funciono hasta el momento, es
tiempo de tomar otro. Ser responsables es clave en momentos de pandemia, donde
ayudarnos también es ayudar al otro y entre todos reconstruirnos. La línea mutante
nos dice: “es mejor el exceso que la carencia de energía”, no claudiquemos,
claramente falta poco, pero ese poco que falta depende de nosotros y nuestra
responsabilidad a la hora de querer que las cosas salgan bien de una vez por
todas, sin necesidad de culpar a nadie y ejerciendo nuestra adultez.
@darioiching
@darioiching
I CHING.
Hexagrama principal.
18. Ku / El Trabajo en lo echado
a perder.
El ideograma chino Ku representa
una escudilla en cuyo contenido prosperan gusanos. Esto significa lo echado a
perder. Se ha producido a raíz de que la suave indiferencia del trigrama
inferior se ha juntado con la rígida inercia del trigrama superior, y así se
originaron las condiciones para el estancamiento. Como esto implica culpa, las
circunstancias dadas imponen la exhortación a que se las elimine. Por eso la
significación del signo no es simplemente "Lo Echado a Perder", sino
"Lo Echado a Perder como Tarea", "El Trabajo en lo Echado a
Perder".
EL DICTAMEN
El Trabajo en lo Echado a Perder
tiene elevado éxito.
Es propicio atravesar las grandes
aguas.
Antes del punto inicial tres
días,
después del punto inicial tres
días.
Lo que se ha echado a perder por
culpa humana, puede también subsanarse mediante el trabajo humano. No se trata
de un sino inexorable, como el que aparece en el tiempo del Estancamiento, sino
de una consecuencia del abuso de la libertad humana, lo cual ha conducido al
estado de putrefacción. Por lo tanto, el trabajo destinado al mejoramiento
tiene buenas perspectivas, puesto que se realiza en concordancia con las
posibilidades del tiempo. Pero es necesario que uno no se arredre ante el
trabajo y el peligro -simbolizado por el cruce de las grandes aguas-; es
necesario tomar cartas enérgicamente. No obstante, es condición previa del
éxito una adecuada reflexión. Esto se expresa en la sentencia añadida:
"Antes del punto inicial tres días, después del punto inicial tres
días." En primer término, deben conocerse las causas que han conducido a
la corrupción, antes de que ésta pueda subsanarse: de ahí la necesaria atención
durante el período anterior al tiempo inicial. Luego hay que preocuparse de que
todo se encarrile bien por la nueva vía, para evitar una recaída: de ahí la
necesaria atención en el período que sigue al punto inicial. La indiferencia y
la inercia que han conducido al estado de corrupción deben ser reemplazadas por
la decisión y la energía, a fin de que un nuevo comienzo pueda suceder a la
terminación de tal estado.
LA IMAGEN
Abajo, al borde de la montaña,
sopla el viento: la imagen del echarse a perder.
Así el noble sacude a las gentes
y fortalece su espíritu.
Al soplar el viento en lo bajo,
al borde de la montaña, se ve rechazado y echa a perder las plantas. Esto
contiene una exhortación al enmendamiento. Lo mismo ocurre también con las
disposiciones de ánimo inferiores, y con las modas: introducen corrupción en la
sociedad humana. Para eliminarla, el noble ha de renovar la sociedad. Los
métodos para ello se extraen igualmente de ambos signos primarios, sólo que sus
efectos se despliegan entonces en ordenada secuencia. El noble ha de eliminar
el estancamiento sacudiendo a la opinión pública (tal como el viento sacude con
su acción) y fortalecer luego el carácter de la gente, tranquilizándolo (como
es el caso de la montaña que brinda tranquilidad y alimento a todo lo que crece
a su alrededor).
Nueve en el tercer puesto
significa:
Rectificar lo echado a perder por
el padre.
Habrá un poco de arrepentimiento.
No hay falla grande.
Aquí se caracteriza a alguien
que, al tratar de rectificar los errores del pasado, procede con un ligero
exceso de energía. Por esta causa surgirán seguramente, de tanto en tanto,
pequeñas desavenencias y desazones. Pero es mejor el exceso que la carencia de
energía. Por lo tanto, aun cuando alguna vez haya motivos de arrepentirse un
poco, uno se mantendrá sin embargo libre de toda falla seria.
Hexagrama complementario.
04. Meng / La Necedad Juvenil.
Por dos vías mueve este signo a
pensar en la juventud y en la necedad. El trigrama de arriba, Ken, tiene por
imagen la montaña; la imagen del de abajo, K'an, es el agua. La fuente que
brota al pie de la montaña da la imagen de juventud inexperta. El atributo del
signo superior es el aquietamiento, el del inferior es el abismo, el peligro.
El quedarse quieto frente a un peligroso abismo es, además, símbolo de la
desconcertada necedad de la juventud. Pero ambos signos implican, por otra
parte, el camino de cómo superar las necedades juveniles: el agua
necesariamente sigue su curso fluyendo; al emerger el manantial, de buenas a
primeras no sabe, claro está, hacia dónde dirigirse, pero con su constante
fluir va rellenando los sitios que le impiden el progreso, y así obtiene el
éxito.
EL DICTAMEN
La Necedad Juvenil tiene éxito.
No soy yo quien busca al joven
necio,
el joven necio me busca a mí.
Al primer oráculo doy razón.
Si pregunta dos, tres veces, es
molestia.
Cuando molesta no doy
información.
Es propicia la perseverancia.
En la juventud la necedad no es
nada malo. A pesar de todo, puede incluso lograr el éxito. Sólo que es preciso
dar con un maestro experto, y enfrentarse con él del modo debido. Para ello
hace falta, en primer lugar, que uno mismo advierta su propia inexperiencia y
emprenda la búsqueda de un maestro. Únicamente semejante modestia y diligencia
acreditarán la necesaria disposición receptiva, que habrá de manifestarse en un
devoto reconocimiento hacia el maestro.
Así, pues, el maestro debe
esperar, tranquilamente, hasta que se -acuda a él. No debe brindarse
espontáneamente. Sólo así la enseñanza podrá llevarse a cabo a su debido tiempo
y del modo que corresponde.
La respuesta que da el maestro a
las preguntas del discípulo ha de ser clara y concreta, como la respuesta que
desea obtener del oráculo un consultante. Siendo así, la respuesta deberá
aceptarse como solución de la duda, como decisión. Una desconfiada o
irreflexiva insistencia en la pregunta sólo sirve para incomodar al maestro y
lo mejor que éste podrá hacer es pasarla por alto en silencio, de modo parecido
a como también el oráculo da una sola respuesta y se niega ante preguntas que
denotan duda o que intentan ponerlo a prueba. Cuando a ello se agrega la
perseverancia, que no cesa hasta que uno se haya apropiado del saber punto por
punto, se tendrá asegurado un hermoso éxito.
El signo da, pues, consejos tanto
al que enseña como al que aprende.
LA IMAGEN
En lo bajo, al pie de la montaña,
surge un manantial:
la imagen de la juventud.
Así el noble, mediante su
actuación escrupulosa, sustenta su carácter.
El manantial logra fluir y
superar la detención rellenando todos los sitios huecos que encuentra en el
camino. Del mismo modo el camino hacia la formación del carácter es la
escrupulosidad que no saltea nada, sino que paulatina y constantemente rellena
todos los huecos como el agua, logrando así avanzar.

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